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Nueva forma de aparejar un Optimist
Desde a aparición del Optimist en 1947 las posibilidades en el aparejo de ese barco siempre han sido muy limitadas. Es lógico y comprensible: se trata un barco diseñado exclusivamente para su uso por niños y su manejo necesariamente debía ser muy sencillo. Dotado de una vela cangreja, carente de obenques y crucetas, con pocos elementos que te permitan configurar la geometría de su vela y todos ellos fuera del alcance de la mano de su único tripulante durante la navegación. La simplicidad de este barco, unida al hecho de que las opciones para equiparlo eran también muy limitadas, fue la causa de que su preparación para regatas, siguiendo costumbres surgidas muchos años atrás, nunca haya experimentado grandes cambios.
La madera con que originalmente se construían los Optimist dejó paso a nuevos materiales, como los laminados en cascos y foils y el aluminio en los palos, pero la preparación para regata siguió siendo en esencia la misma. Eran materiales diferentes, de mayor duración y menos mantenimiento, pero no introducían cambios significativos en las posibilidades de aparejo.
No ha sido hasta fechas muy recientes que han aparecido un nuevo elemento, las perchas ultra flexibles, que por fin permite un cambio en la preparación del Optimist. Perchas con un comportamiento que hace posible un método de aparejo y trimaje que hasta hace poco era impensable y que hará nuestro barco más rápido y fácil de manejar.
Técnica antigua
Hasta ahora, la manera de preparar un barco consistía en dotarle de un juego de palos y una vela acorde con el peso del regatista. Palos flexibles y velas planas para los ligeros, palos rígidos y velas más embolsadas para los más pesados. No hace muchos años aparecieron orzas de diferente grado de rigidez. Eso aumentaba notablemente las posibilidades, pero sorprendentemente muchos simplemente ignoraron ese punto tan importante.
La única técnica posible que existía para adecuar la potencia de la vela al viento fuerte y/o racheado era a base de aplanarla en toda su superficie. La curvatura que se produce en el mástil a causa de la fuerza del viento hace que la vela se aplane debido al aumento de la distancia entre el grátil y la baluma. Eso es absolutamente cierto, siempre ha sido así: una vela plana tiene menos potencia que una vela embolsada y es más fácil de manejar en viento fuerte.
Pero eso tiene un inconveniente: al reducir la potencia de nuestra vela para poder aguantar el barco con vientos fuertes en ceñida lo estamos haciendo también para los demás rumbos, en los que deseamos que nuestra vela rinda al máximo. Además, el barco tendrá menos fuerza para pasar las olas y menos empuje en general. Un precio muy elevado, pero no hay manera de evitarlo.
Antes de continuar, un poquito de física
Permíteme explicar un poco como funciona una vela antes de adentrarnos en el nuevo sistema.
Un buen entrenador te explicará qué debes hacer, como y cuando, pero si entiendes las razones físicas que hay detrás lo harás todo mucho mejor. Por ejemplo, en empopada el entrenador te dice que lleves el barco escorado a barlovento. Pero si no sabes la razón de ello no sabrás si estás escorando demasiado o no lo suficiente. Algunos creen que eso es para reducir la superficie mojada del casco, para reducir su fricción. O para llevar la vela más alta, que ahí hay más viento…
Si comprendes que en realidad esa escora sirve para equilibrar el barco y evitar que el timón tenga que estar todo el rato corrigiendo una tendencia a orzar o a arribar obtendrás el ángulo perfecto de escora y gracias a ello el timón trabajará menos y tu barco será más rápido. Solo tienes que soltar la caña un instante en empopada y verás si el barco sigue recto, si quiere orzar o por lo contrario quiere arribar. Y verás también que el equilibrio, contra lo que muchos creen, se consigue con una escora muy moderada.
Pero estábamos hablando de aparejo y de cómo funciona una vela…
Mira este gráfico:
En él se muestra la sección de una vela y la potencia que se registra en toda su longitud, de grátil a baluma. Los signos + y - indican las zonas donde aumenta y disminuye la presión atmosférica. Observarás que la zona que produce mayor fuerza es la más cercana al mástil. La flecha verde es la resultante de todas esas fuerzas y parte desde el centro de potencia de la vela, que nunca coincide con el centro geométrico de la vela.
Mira ahora este gráfico.
La fuerza resultante se descompone en dos fuerzas diferentes, que son las que vas a notar en tu barco: la verde representa el empuje, que te da velocidad y fuerza para pasar las olas, y la roja es la que produce la escora.
En el siguiente gráfico…
…es fácil ver que esas fuerzas son antagonistas: a mayor empuje, menor escora y a menor empuje, mayor escora. Está claro que lo que queremos es que la flecha verde sea lo mayor posible porque hará que la roja sea menor. Correremos más y escoraremos menos, ¿verdad?
Además, el viento que fluye alrededor de la vela lo hace con dos tipos de flujo: el laminar (capas paralelas, sin disrupción) y turbulento (caótico).
Nueva técnica
Los gráficos nos muestran claramente que lo que nos interesa es que la parte frontal de la vela sea lo más potente posible. Ahí es donde está la velocidad y la fuerza para pasar la ola. Naturalmente, para que exista una parte delantera debe haber una trasera; no podemos eliminar esa zona, que es la principal causante de la escora.
Gracias a las nuevas perchas que comento más arriba podemos acercarnos mucho más que antes al ideal: que la vela rinda siempre al máximo cerca del grátil y, si es necesario que pierda potencia, que lo haga solo por la baluma.
Es secreto está en combinar una percha flexible con un mástil rígido. Mi consejo es que ese mástil sea el más rígido que se pueda, por muy ligero que sea el regatista. Con eso se consigue que la flexión sea mínima y la zona del grátil se deforme lo menos posible. Además, debemos tener en cuenta que esa flexión siempre es hacia popa y hacia sotavento, lo que provoca que el barco sea muy ardiente en las rachas y tengas que estirar mucho el timón para evitar que se vaya de orzada. Cuando eso sucede equivale a usar el freno de mano. Esa mínima flexión del mástil, que la manera de aparejar la vela que se explica AQUÍ compensa totalmente, consigue que la zona cercana al grátil se mantenga siempre en su mejor forma en cualquier condición de viento.
Pero, claro, sigue siendo necesario reducir la potencia de la vela cuando tenemos demasiado viento… ¡y más aun si vamos a aumentar el rendimiento de la zona del grátil!
Aquí es dónde juega la percha, que es la máxima responsable de la tensión de la baluma. Las perchas ultra flexibles que han aparecido recientemente consiguen mantener la geometría de la vela en vientos suaves y medios, pero permiten que la baluma abra y vacíe la vela en rachas y vientos fuertes. Eso reducirá automáticamente la fuerza de escora, pero la fuerza que nos da velocidad y poder para pasar las olas se mantendrá intacta. Gracias a esto, en largos y en empopadas tu vela siempre te dará el máximo rendimiento; no solo no se reduce la potencia de toda la vela de forma permanente, sino que se incrementa notablemente en su parte delantera.
El uso de un mástil rígido tiene dos excelentes ventajas adicionales. La primera es muy importante: en los días de viento los mástiles flexibles necesitan una caída muy larga para compensar su curvatura y el desplazamiento de la vela que con dicha curvatura se produce hacia popa. Eso hace que en empopadas se registre una marcada tendencia a clavar la proa, lo que muchos llaman a “hacer el submarino”. Con un palo rígido eso prácticamente desaparece ya que al flexar menos puede ir más atrasado. Eso simplemente aligera la proa y hace que quiera clavarse menos.
La segunda afecta directamente a la velocidad. Si durante la regata el viento aumenta su intensidad, la caída de un mástil rígido necesita mucha menos corrección que uno flexible para mantener el equilibrio entre la fuerza de la vela y la de la orza, con lo que que notaremos que frenamos menos el barco con el timón. Incluso es probable que podamos compensar esa pequeña flexión simplemente quitando el elástico del foil, el que lo mantiene calado a fondo en la caja de orza. Al alzarse la parte posterior el centro de orza se retrasa, con lo que tenderá a equilibrarse de nuevo con el centro de potencia de la vela y nos permitirá seguir obteniendo la máxima velocidad.
Materiales
Una de las consecuencias de la llegada de los nuevos palos y orzas es que el peso indicado para cada una de las velas ha aumentado substancialmente porque se usa mejor su potencia natural. Antes, para un regatista de 44 kg se aconsejaba el uso de una vela “heavy”, en cambio, actualmente, para un regatista de 46 kg la vela adecuada sería una “medium”. Y lo mejor de todo es que, al poder usar modelos de velas más planos, se mejora el ángulo de ceñida.
Usando esta nueva forma de equipar tu barco, las marcas y modelos que te recomiendo para cada uno de los elementos son los siguientes:
A continuación tienes un gráfico en el que aparece la combinación de elementos para equipar tu Optimist que te aconsejo según tu peso.
Y eso es todo :-) ¡Espero que este artículo te ayude a conseguir los podios con los que todos los regatistas soñamos!